Si reducimos a la mínima expresión el diseño, posiblemente la línea sea el elemento más básico con el que podemos empezar a trabajar, y que nuestro trabajo tenga cierto significado. Una línea no es más que la unión que hacemos entre dos puntos, pero tiene muchas variaciones: su dirección, inclinación, grosor, si es recta o esta curvada, si es regular o irregular, etc. Porque una línea no es simplemente un trazo. Puede marcar por completo el significado de un diseño mucho más complejo y con más elementos. Y sobre esos significados son de los que queremos hablar en este artículo.
Como hemos dicho antes, cuando hablamos de línea no debemos quedarnos solo con la imagen un trazo dibujado. Por ejemplo, con una línea podemos marcar cierta dirección, o hacia cierto punto donde queremos que focalice el espectador. por ejemplo, si estamos haciendo el diseño web de una tienda online y queremos que el visitante preste atención a la imagen del producto. Podemos ser más explícitos y dotar de mucho peso a esa imagen, dando menos importancia al resto de la página. O podemos hacer, mediante nuestro diseño, guiar los ojos del visitante para que llegue de forma natural (y sin que él mismo lo perciba) a la imagen. Es decir, mediante la propia composición estamos creando una dirección de visualización para que sea seguida y que los ojos sigan esa línea como nosotros queremos.
Pero no solo tenemos a nuestra disposición para trabajar estas líneas de dirección. También tenemos las llamadas mood lines con las que podemos generar ciertos sentimientos en el observador según nos convenga. ¿Queremos dotar a nuestro diseño de una sensación de relax y seguridad?. ¿O quizás queremos que sea más salvaje e inesperado?. Pues estas sensaciones seremos capaces de generarlas simplemente mediante líneas.
Las líneas de orientación o dirección
Si sois fotógrafos, seguro que las conocéis de sobras. Las líneas de orientación o dirección nos sirven para guiar la atención del espectador desde una parte de la composición a otra. Veamos un ejemplo muy claro:
Como vemos en esta fotografía de Gabriella Clare Marino en el Vaticano, todas las líneas formadas por la calle nos llevan al punto central, que es donde la fotógrafa quiere que centremos nuestra atención. Es un concepto muy básico pero tremendamente poderoso.
Con esto también queremos mostrar que la línea en sí no tiene que ser algo explícito. En la fotografía anterior la calle y sus elementos (acerado, farolas, ventanas…) son las que nos están marcando la dirección. No hay ninguna línea dibujada tal cual. Pues lo mismo aplicamos a cualquier tipo de diseño. Esta línea u orientación la podemos crear mediante el resto de los elementos que existen en nuestra composición.
¿Por qué funcionan este tipo de líneas?
El cerebro es tremendamente caprichos y, queramos o no, tiene ciertos comportamientos que no podemos controlar. Y este es uno de ellos. Cuando nuestros ojos observan una fotografía, un dibujo, un paisaje, etc, no lo analizan como un escáner, yendo de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha, tomando toda la información que pueden. El cerebro los redirige hacia puntos importantes, o que sigan dichos elementos que le puedan dar información relevante.
Uno de estos elementos son las líneas de información. Si vemos una fotografía con un río, seguro que nuestros ojos empiezan a seguir la dirección de ese río para ver que encuentran. Lo hacemos de forma inconsciente, pero conocer este tipo de comportamientos de nuestro cerebro, como comentamos en nuestro artículo sobre el efecto de irradiación, nos da un punto de ventaja para saber si nuestros diseños van a funcionar tal como queremos o no.
Las Mood Lines y el estado de ánimo
Hasta ahora hemos visto como podemos usar las líneas en nuestro diseños para hacer de guías para los ojos, o que se centren en un punto importante de nuestra composición. Pero hay otra parte esencial, y es que según la dirección u orientación de estas líneas, se pueden provocar ciertos sentimientos o sensaciones en el observador. En 1961, el arquitecto paisajista John Ormsbee Simonds escribe Landscape Architecture, en el que afirma que las líneas de una composición ocasionaban estados de ánimo concretos. Las dividió en 48 tipos de líneas, y las denominó mood lines.
Por supuesto, nos es obligatorio que como diseñadores nos tengamos que conocer cada uno de los 48 tipos y sus significados, pero si que podemos hacer una breve síntesis de todas ellas:
- Horizontales – producen una sensación de tranquilidad, calma y paz.
- Verticales – muestran fortaleza, formalidad y dignidad.
- Diagonales – las usamos para representar emoción y acción.
- Curvas – ofrecen la impresión de movimiento, aunque estemos ante una imagen estática.
- En zigzag / irregular – crean cierta confusión.
Un ejemplo muy claro de estos usos los podemos observar en carteles de películas, ya que deben dar cierta información en una sola imagen.
Conclusiones
La líneas de orientación o dirección son una parte esencial en nuestros diseños. No solo nos van a permitir guiar los ojos de la persona que lo ve a través de la composición de un punto a otro, o que se dirija a al punto de interés que queremos. También seremos capaces de generar ciertos sentimientos y sensaciones, contar una historia o explicar algo sin tener que escribir ninguna palabra.
Os animamos a que practiquéis con estas líneas no solo en vuestros proyectos, sino también intentar buscarlas en ilustraciones y fotografía de otros artistas. O que salgáis a vuestra ciudad o a zonas naturales intentando buscar lineas de dirección para captarlas con la cámara y crear composiciones.
Como siempre, tenéis disponibles los comentarios para que nos hagáis llegar vuestras dudas, sugerencias y experiencias trabajando con líneas en vuestros proyectos.
Muy bueno!!