Después de hablar del violeta, el púrpura, el color del que seguro, si habéis visto la semana Santa, hayáis visto con regularidad, vamos a hablar de un color, que aunque muchos hombres dicen son incapaces de distinguir del lila, tiene un carácter y una entidad propia: el rosa.
El rosa, un color que para la mayoría de la población pasa desapercibido, es sin embargo el único color del que nadie puede decir nada malo. Todos los sentimientos que transmite son buenos. Si no estás muy convencido, piensa en él y dime una característica negativa…. Yo no he sido capaz 😉
A mí, y en esto creo que estoy de acuerdo con la mayoría de la población (no como me pasó con el naranja 😉 ), es un color que “ni fu ni fa”. En un principio no es el color en el que pensaría para muchas cosas, pero en realidad, en el día a día sí que lo uso. Quizá por la variedad de tonalidades que implica. Nos podemos poner de acuerdo Mar y yo y decir que tenemos que ir las dos vestidas de rosa, pues bien, si yo elijo un rosa palo y ella un rosa fucsia, estoy segura de que muchos no dirían que vamos las dos de rosa. Además, no ocurre como con el verde, como ya hemos dicho, ambos tendrás connotaciones positivas, pudiendo conseguir entre ellos una gama de colores rosas distintos y complementarios. Es quizá esa cualidad, la que sin ser el color favorito de nadie, hace que sea un color muy singular.
El color femenino e infantil
Es quizá esa simbología, la que ha conseguido que el color rosa, no sea de los preferidos de nadie. Muchos hombres los rechazan por ser femenino, y muchas mujeres por parecer significar lo contrario que masculino pero en sentido negativo. Sin embargo, las cualidades atribuidas al rosa, podemos decir que se consideran típicamente femeninos.
Además es el más manso de todos los colores, su contrario es el negro. Por eso los jóvenes lo desprecian, lo consideran infantil. El rosa es el color de los bebés.
Es también sensibilidad y sentimentalidad, al mezclar un color cálido (rojo) y otro frío (blanco) simboliza las cualidades del compromiso.
Paso del rosa masculino en femenino
Ya hablamos en el artículo sobre el azul, que aunque en la actualidad se asemeja el rosa con las niñas y el azul con los niños, es una moda relativamente actual. Hasta 1920, el rosa era un color muy unido a lo masculino. Muchos de los periódicos deportivos, que mayoritariamente eran leídos por hombres, se imprimían en color rosa.
En la pintura se observa también este hecho. En pinturas barrocas y anteriores, es normal encontrar vestido al niño Jesús con ropajes rosas. Hasta 1900, las ropas de los niños eran de color blanco e introducían el color rojo (que los protegían de los malos espíritus) en lazos y ribetes.
En 1920 con la aparición de los tintes que aguantaban en agua hirviendo, se incluyó el color en la ropas de bebes y se popularizo el rosa en niñas, pero también había una razón. Después de la Primera Guerra mundial desapareció el rojo en la ropa masculina, por lo que no encontraban sentido vestir a los niños de rosa y más común, reproducir el azul marinero para sus vestimentas.
El color de quien sueña despierto
Cuando hablamos de ilusiones, de sueños, decimos que uno está sobre “nubes rosas” o que ve la vida “de color de rosa”.
Es un color dulce, muchos postres son rosas. Aunque se ha extendido con facilidad el uso de colorantes de cualquier color para dulces y pasteles, el hecho de que estos sean rosas los hacen más apetecibles.
El rosa creativo
Muchas veces cuando hacemos un uso del color para temas creativos, tendemos a unir ese color con “cosas” que representan esas mismas cualidades. Como el rosa representa la ternura, el ser manso… es más común verlo unido al un globo, una oveja… que a un erizo, por ejemplo.
Sin embargo, es cuando se usa el color rosa de una manera poco convencional, cuando conseguimos resultados llamativos. Si tomamos el rosa y lo ponemos sobre un elefante, se unen las cualidades del rosa contra lo que representa el elefante. Ese choque de cualidades, en un primer momento contrarias es lo que le da sentido y lo hace distinto. Además al ser un color intermedio, que representa buenas cualidades, una cualidad contraria, como puede ser la grandeza del elefante le da fuerza y lo potencia, nunca lo devalúa.
Si usamos el rosa por si solo tiene que ser fuerte, no puede aparecer sin fuerza o convicción. Por ejemplo, en el caso del Mon Cheri, va unido al violeta. Representando esta unión a lo prohibido, lo erótico, de ahí el licor del bombón.